jueves, 18 de marzo de 2010

¿QUÉ TAN DULCE ES TU PANOCHA?- PARTE I




La Otra Industria Sinaloense.


En Sinaloa no nada más cultivan el tomate, los mejores pepinos que he probado en toda mi vida y las berenjenas blancas; no nada más es la tierra de Pedro Infante, Lola Beltrán y el cirujano plástico que le salvó las nailons a la Gúzman; no nada más, tampoco, se dan los equipos de béisbol como en maceta. En Sinaloa hay toda una industria, que acabo de descubrir, y que es de calidad de exportación: la industria de la panocha.

Yo no sabía que había sido primero, pero ya me lo explicaron. No sabía si que al piloncillo en Culiacán desde siempre le dijeran panocha, y que de ahí, por dulce a la panocha (espero no tener que explicar de lo que hablo como el otro día a una tarada que se hizo la inocente) le hayan puesto panocha en otros lados, o que por ser tan dulce el piloncillo les recordará a la, y por eso le llamaran, panocha. Es como el huevo y la gallina, pensaba, pero ya me dijeron que no, que más bien al piloncillo, en su forma cónica (oui, el piloncillo viene en dos formas, cuadrada y cucurucha) le dicen panocha, por, pus porque si, por eso. Y ahí está, en vivo y a todo color, impreso en la etiqueta de la envoltura de los panes dulces, de panaderías famosísimas, como me dicen que es la de Pericos, la mejor, en las mestizas, en las coyotas, escrito entre los ingredientes aprobados por la secretaría estatal de lo que eso se encargue, se los juro, iren, por ésta, yo lo ví, yo lo viví: Agua, harina, manteca, PANOCHA, sal yodatada y anexas. Y ASI. En Sinaloa, ladies and gentleman, al pan más dulce, al que más ganas te dan de comerte una charola entera, creo que en general, le dicen pan de mujer; y me parece que los panes de mujer son los panes dulces más underrated –¿subvaluados? ¿inapreciados? ¿desaprovechados?- del mundo mundial, los cuales serían un negocio paralelo, de muchos millones de dólares, si se exportasen---paralelo al tomate y otras verduras, obvio. Como todo mundo sabe, la panocha deja harta lana.

Y uno, aunque tenga novecientos años no puede evitar reírse como adolescente y hacer chistes y albures sobre la panocha, como nos paso a una bola de cuarentones (promedio) que íbamos a un rancho a comer cuando nos informaron nuestros compañeros sinaloenses de lo que era para ellos la panocha.

Lo primero que hicimos todos—que hice yo a mis 124, más bien- fue decir juat??, e inhalar mas fuerte y además mover las manos como desconchabaditas, decir mucho no mames y morirnos (me) de risa, porque es una de esas palabras tabúes, como la palabra verga, que antes era inaudita y ahora hasta las niñas del Regina la usan con singular alegría. Pero para designar al aquellito de las—prefiero decirlo así que decir vagina--féminas no hay palabra mas fuerte. Pucha, puede ser, pero no se usa tanto, o concha en Argentina, coño en el caribe o en España, pero no es lo mesmo, no es igual…cuando oyes (oías) panocha, sientes (sentías) que te van (iban, y ahí le paro, u get the point) a sangrar los oídos y que vas a tener que rezar quien sabe cuantos padres nuestros y aves marías namas por haberla oído. Cuantimenos te vas a imaginar que de tanto oírla en tan poco tiempo, la vas a empezar a decir con tal naturalidad, y obviamente a hacer miles de chistes tarados, porque nos reímos hasta las lágrimas de los dobles sentidos, que son muy diferentes a los albures, pero eso es otro tema.

Cómo me habré acostumbrado a decirla que la dije, así sin más, y del manera más lépera ordinaria, como diría mi madre, al teléfono con un agente de Mexicana, mientras me buscaba un horario alterno para ir a Culiacán, obviamente…¡Y ni siquiera era para mi! Pero se me fue no el avión, sino la flota completa, y mientras me puso en hold, yo, que estaba con un ojo-oído-al gato y otro al garabato, estaba oyendo a mis finísimas amistades con que panocha p’aca y panocha p’alla y acabé, claro, metiendo mi cuchara en su conversación y opinando, así, en vivo, a todo color y en voz no alta , altísima, que mejor se fuera no se quien a chuparse la panocha en la esquina, como sin nada. Claro que a los catorce milisegundos de haberlo dicho, al te-le-fó-no, cuando me cayó el veinte, me entró una sorpresa inenarrable, que ví reflejada en la cara de mis amistades, de esas caras que pones cuando no puedes más que pensar “no pinches mames lo que me acaba de pasar”, y el deschubete de risa no pudo ser mayor. IIIIgggghhhhhhhhhhhhh, aspiramos todos ( perdón, las onomatopeyas no son mi fuerte) y no lo pudimos creer mientras volvíamos a llorar de la risa. Creo que seguimos llorando, y el agente de Mexicana también, porque como te advierten: “está grabación puede ser grabada o monitoreada para fines de calidad en el servicio”…estoy segura, que, en toda la historia de las grabaciones con fines de monitoreo de calidad de todo el mundo mundial, jamás habían registrado una conversación semejante, con una voz en semi off que dijera lo que la mía, en reflejo automático, dijo. Ese pobre debe seguir tratando de explicar que fue lo que pasó a los de recursos humanos…



1 comentario:

  1. excelente ¿relato, anecdota,cuento? ameno e inteligente, like mexicans are

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